lunes, agosto 6

Páginas Sueltas

Rebuscando en libros de otros tiempos, hallé este texto:

" Decálogo Libresco

I
El 7º Mandamiento de la Ley de Dios no exceptúa el libro prestado

II
Dime cómo te conduces con el libro, y te diré quién eres
                        Yo, el Libro
  1. Cuando se lleve el libro en la mano, no asirlo por el lomo, sino por la media caña o lado de abrir, puesto que la traspiración lo empaña y descolora, deteriorando sus títulos. 
  2. Nunca se le tirará. Si hay que colocarlo en el lugar, se pondrá con suave moderación, que el libro ni es pelota, ni se ha hecho para juegos malabares.
  3. Las hojas no se darán vuelta humedeciendo los dedos con agua, y, mucho menos con saliva; la boca no es un mojador, ni el libro un registro de impresiones digitales. Se cuidará de no pasar las hojas con huracanada violencia, que las descose, quiebra y rompe.
  4. Cara recubierta de arrugas es el libro cuyas hojas se plegan para señalar la lectur. Esto se efectuará proveyéndose de un señalador.
  5. ¿A quién, si no es torpo de mano, se le ocurre doblar sobre su lomo el libro a la rústica, forzar las tapas del encuadernado e intercalar papeles, tarjetas, enseres en las páginas del volumen, donde obran a modo de cuñas? Si el libro tuviera alma, por Dios, entonces le oiríamos quejarse, de que proceder así es como descoyuntarle en un potro.
  6. Nada más natural en una persona pulcra, que tomar el libro con aseadas manos. No yerra quien afirme que jamás libro alguno rñó con el agua y jabón que usaran las manos con que han de manejarle. Y nada más inurbano que toser sobre el libro.
  7. El libro prestado, nadie tiene derecho a escribirlo y menos a mancharlo. Abochorna, y mucho, parezcan algunos libros garabateado pizarrón de colegial o manoseada libreta de almacén.
  8. Es prolijidad, poco cuesta y evita su deterioro, guarnecer la cubierta del volumen con papel en blanco. Libro sin forro es cuerpo desnudo sujeto a todo maltrato.
  9. Téngase como ahuijón para devolver un libro cuanto antes, el pensamiento de que urge su lección a otras personas y que su dueño suspira por su vuelta a la biblioteca, que prestar libros es ya fundada zozobra de perderlos. 
  10. El libro ha de merecer la consideración que se guarda con el maestro y el amigo, que amigo y maestro es por excelencia, o por lo menos se le tratará con el cuidado de una valiosa presea. Blasone su pía cultura cada vivienda, ...Rica Biblioteca limpia de polvo y humedad, nutrida de primorosos libros, sabios y santos, ordenados y estudiados, que entrañen el cervantino decir: "Letras sin virtud, son perlas en el muladar"
Éstos diez preceptos, se encierran en dos:

DELICADEZA PARA TRATAR EL LIBRO y MEMORIA PARA DEVOLVERLO que de ello es bien merecedor,
                 POR SER LIBRO
                 POR SU AUTOR
                 POR GRATITUD AL DUEÑO

Bienaventurados los que difunden buenos libros, porque de ellos será el Reino de la Luz
                                                                                          
                                                                                                                     Arturo E. Xalambri"

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